jueves, 29 de octubre de 2009

4








Hoy me alejo de mí para verme

Mientras escribo estas letras

Pienso en que hay personas que las leerán

No, no es eso por lo que lo hago

Yo sé que es una necesidad

Pero así como “Mal de muchos

Consuelo de bobos”

Pues por la misma

Digo que “Bien de muchos

Realidad fructuosa: vosotr@s”

Ahora no me veo sola en este enorme mundo

Ya no soy tan pequeñita

Algo he crecido!

No hace falta que me lo digan

Es lo que siento, cómo me siento!

Como dijo Oscar Wilde

No existen más que dos reglas para escribir:
Tener algo que decir y decirlo

El algo que decir es nuestro

El poder decirlo es único

El hecho de compartirlo

Se aleja de la intención

Pero ¿por qué no lo voy a decir?

GRACIAS

jueves, 15 de octubre de 2009

3

Desde mi ventana le veo todos los días. Cada poco sale a la pequeña terraza a fumarse un cigarrillo, no sin antes coger un cenicero pudiendo fácilmente echar la ceniza a la calle. Se pasa allí muchas horas.


Alto y bien vestido. Me fijo en sus manos, las muñecas siempre dobladas, eso no le impide ser él. Mira a la gente que pasa, no acierto desde aquí a verle los ojos, pero la distancia me permite imaginarlos.

Tiene un algo especial. No sé la edad pero ya ha pasado gran parte de su vida. Me puedo permito imaginar, habrá sido? Habrá tenido?…… eso no me importa. Él ES.

Ahí está de nuevo!, su alta silueta destaca entre la pasividad de la fachada.

¿Puede alguien sentir cercano a  quien no conoce? Yo sí. Quisiera ir a verle, escuchar sus historias, sus recuerdos, la mella que el paso del tiempo ha hecho en él.

Nunca sale a la calle, quizás su cuerpo ya no se lo permita.

No come ni cena con los demás, cena en la cocina con las enfermeras, sí, vive en una residencia de ancianos. Ellas le miman, están atentas a sus mínimos movimientos.

En la otra esquina del piso está el salón, grande y luminoso, donde siempre hay más personas. En verano, salen a otra terracita a que les de el sol, unos llevan gorra, otros el pañuelo en la cabeza, otros el gorrito de papel de periódico, como aquél que nos poníamos de pequeños imitando a Napoleón.

Siempre he tenido un sentimiento especial ( no necesariamente de pena o compasión) hacia las personas mayores, no he compartido mucho tiempo con mis abuelos en la infancia, es algo que me he perdido y hasta he envidiado a los que sí pudieron hacerlo.

Me gustaría verle reír, y sé, desde la distancia, que le veré reír. Muchos llegaremos a “ser mayores”, no es un castigo, es la vida.

lunes, 5 de octubre de 2009

2

Hoy me he sentado en el banco de un parque y me he dado cuenta de las muchas y variopintas personas distanciadas en pocos metros que tranquilamente comparten estos espacios verdes, pequeños pulmones de nuestras ciudades.
Mi intención era desconectar, poner música, gafas de sol y dejarme en paz.
Cuando llegué, el banco estaba vacío. Enfrente una señora mayor disfrutaba del aire fresco, aunque sus ojos mostraban una ausencia total de brillo. Una ráfaga de tristeza me invadió en el mismo instante en que advertí su no deseada soledad. Alguien se sentó en el otro extremo del banco, con él un perro canela y una ráfaga de nobleza me invadió al instante. Sentado al pie de su amigo humano sus ojos mostraban un interés confiado en todo y todos los que por allí pasaban.
Dejé de escuchar música, quería oir el sonido de la vida. Tras de mí las voces aumentaban de volumen, sí, allí se reúnen los que tan a la ligera miramos pensando que nunca seremos o conoceremos a alguno de ellos. Drogadictos, alcohólicos, indigentes y demás calificativos se les aplican. Allí viven, duermen, comparten y no molestan. Las circunstancias que hasta allí les han llevado pueden ser y son muy diferentes, aunque para contentarnos o distanciarnos las denominemos con tanta ligereza indignas o dignas de compasión (hipócrita compasión).
Desde la distancia llegan las ráfagas de alegría, tristeza, amor, odio... Es lo bueno que tiene estar en la distancia, no implicarse en nada, tan solo observar.
Es lo bueno que tiene poder ser sólo un ser, atreverme a decir que por instantes soy invisible.