sábado, 3 de noviembre de 2018

Estoy en la distancia

Hace tpo q estoy en la distancia, muy lejos, he dejado akí sólo la parte necesaria para los otros, mis obligaciones y mi estructura para q me me sigan machacando psicológicamente, porque lo necesitan, es su alimento.

Y ya ha llegado el tren a la estación, no hay más trayecto, vía muerta. Hora de despegar.

Despegaré mis pies del suelo, olvidaré mi vida mundana, dormiré mi mente y mi alma, me arrancaré el corazón y termina la película

THE END, POINT OF NO RETURN.

sábado, 19 de diciembre de 2009

5

Una persona normal. Va vestida con colores alegres, es educada y sociable. Sabe escuchar. Y sabe guardar su secreto, lo que hace cuando se queda sola: se mete en una pequeña cajita de cartón, apoyando su cabeza sobre las rodillas, se pasa las horas asfixiada, sus horas. Vuelve a salir e intenta recomponerse con unos estiramientos (cuesta después del anquilosamiento). Está pendiente de todo, necesita ayudar. Ella no se ayuda, según le han dicho, no le pusieron ese dispositivo y cuando nació ya era tarde. No sabe hacerlo!
Nadie se para a verla cuando se acurruca en su cajita, tampoco quiere. Allí es donde vive la oscuridad, allí y en lo más profundo de su ser. Todos los días se dice: "Mañana no saldré , ni pasado, me quedaré para siempre en mi caja de cartón" Pero acaba saliendo,  no soporta hacer daño pero ve que lo hace, no soporta ver el sufrimiento pero ve que hace sufrir, sin darse cuenta, pero es así.
Sus risas, cuando salen, no son falsas, son los ínfimos instantes en los que la luz ilumina y calienta.

Nadie lo sabe, pero tiene un plan, un plan que llevará su frágil cuerpo y su debilitada mente a otro lugar, le da igual dónde, sólo otro lugar, sin hacer ruido...shhhhhhhhhhhh

jueves, 29 de octubre de 2009

4








Hoy me alejo de mí para verme

Mientras escribo estas letras

Pienso en que hay personas que las leerán

No, no es eso por lo que lo hago

Yo sé que es una necesidad

Pero así como “Mal de muchos

Consuelo de bobos”

Pues por la misma

Digo que “Bien de muchos

Realidad fructuosa: vosotr@s”

Ahora no me veo sola en este enorme mundo

Ya no soy tan pequeñita

Algo he crecido!

No hace falta que me lo digan

Es lo que siento, cómo me siento!

Como dijo Oscar Wilde

No existen más que dos reglas para escribir:
Tener algo que decir y decirlo

El algo que decir es nuestro

El poder decirlo es único

El hecho de compartirlo

Se aleja de la intención

Pero ¿por qué no lo voy a decir?

GRACIAS

jueves, 15 de octubre de 2009

3

Desde mi ventana le veo todos los días. Cada poco sale a la pequeña terraza a fumarse un cigarrillo, no sin antes coger un cenicero pudiendo fácilmente echar la ceniza a la calle. Se pasa allí muchas horas.


Alto y bien vestido. Me fijo en sus manos, las muñecas siempre dobladas, eso no le impide ser él. Mira a la gente que pasa, no acierto desde aquí a verle los ojos, pero la distancia me permite imaginarlos.

Tiene un algo especial. No sé la edad pero ya ha pasado gran parte de su vida. Me puedo permito imaginar, habrá sido? Habrá tenido?…… eso no me importa. Él ES.

Ahí está de nuevo!, su alta silueta destaca entre la pasividad de la fachada.

¿Puede alguien sentir cercano a  quien no conoce? Yo sí. Quisiera ir a verle, escuchar sus historias, sus recuerdos, la mella que el paso del tiempo ha hecho en él.

Nunca sale a la calle, quizás su cuerpo ya no se lo permita.

No come ni cena con los demás, cena en la cocina con las enfermeras, sí, vive en una residencia de ancianos. Ellas le miman, están atentas a sus mínimos movimientos.

En la otra esquina del piso está el salón, grande y luminoso, donde siempre hay más personas. En verano, salen a otra terracita a que les de el sol, unos llevan gorra, otros el pañuelo en la cabeza, otros el gorrito de papel de periódico, como aquél que nos poníamos de pequeños imitando a Napoleón.

Siempre he tenido un sentimiento especial ( no necesariamente de pena o compasión) hacia las personas mayores, no he compartido mucho tiempo con mis abuelos en la infancia, es algo que me he perdido y hasta he envidiado a los que sí pudieron hacerlo.

Me gustaría verle reír, y sé, desde la distancia, que le veré reír. Muchos llegaremos a “ser mayores”, no es un castigo, es la vida.

lunes, 5 de octubre de 2009

2

Hoy me he sentado en el banco de un parque y me he dado cuenta de las muchas y variopintas personas distanciadas en pocos metros que tranquilamente comparten estos espacios verdes, pequeños pulmones de nuestras ciudades.
Mi intención era desconectar, poner música, gafas de sol y dejarme en paz.
Cuando llegué, el banco estaba vacío. Enfrente una señora mayor disfrutaba del aire fresco, aunque sus ojos mostraban una ausencia total de brillo. Una ráfaga de tristeza me invadió en el mismo instante en que advertí su no deseada soledad. Alguien se sentó en el otro extremo del banco, con él un perro canela y una ráfaga de nobleza me invadió al instante. Sentado al pie de su amigo humano sus ojos mostraban un interés confiado en todo y todos los que por allí pasaban.
Dejé de escuchar música, quería oir el sonido de la vida. Tras de mí las voces aumentaban de volumen, sí, allí se reúnen los que tan a la ligera miramos pensando que nunca seremos o conoceremos a alguno de ellos. Drogadictos, alcohólicos, indigentes y demás calificativos se les aplican. Allí viven, duermen, comparten y no molestan. Las circunstancias que hasta allí les han llevado pueden ser y son muy diferentes, aunque para contentarnos o distanciarnos las denominemos con tanta ligereza indignas o dignas de compasión (hipócrita compasión).
Desde la distancia llegan las ráfagas de alegría, tristeza, amor, odio... Es lo bueno que tiene estar en la distancia, no implicarse en nada, tan solo observar.
Es lo bueno que tiene poder ser sólo un ser, atreverme a decir que por instantes soy invisible.

sábado, 18 de abril de 2009

1

Hoy miro a dos personas. Parecen fuertes, puede que lo sean, yo sólo miro, no las conozco.
Pasan delante de mí, van serios. Él lleva paso firme, ella va un poco detrás. Le mira a la par que, suavemente, roza su mano. Sigo mirando, las manos no se unen.
Pasa un tiempo y aparecen de nuevo. Van más rápido, hablando y riendo, pero sus manos siguen sin rozarse. Como a mí no me ven, observo detenidamente. Sus ojos brillan, es un brillo artificial, no espontáneo ni buscado. Entran en un bar, piden cervezas, hablan, eso ya no lo escucho. De muy "en cuando en cuando", la tensión cede, pero el resto del tiempo amenaza y se palpa.
Discuten en voz baja, discuten con la mirada.
Yo sólo veo dos seres perdidos que creen estar en su sitio, aunque no quieran o no puedan darse cuenta, ellos no deciden.

sábado, 4 de abril de 2009

AUTO_IN_DEFINICIÓN


Pretendo ver desde fuera así que haré como un paseante en una vida en la que nada le afecta directamente, tan solo le llega a rozar. Esto supone no arriesgarse ni vincularse, mantener un mínimo afecto personal hacia lo que me rodea y estar ojo "avizor" hacia los sucesos cotidianos o esporádicos que me llamen la atención.

Podría empezar por mí, cual experimento de despegue corporal, mirándome sin conocerme de nada, como una abejita más del panal u ovejita del rebaño.

Podría también empezar por todas aquellas cosas que suceden en el mundo, todo de lo que hablan los informativos que nos repiten hasta la saciedad, teóricamente objetivos, claramente definidos hacia...

Podría hablar de música, de cine, de libros, de pinturas, puedo hablar de lo que me da la gana, esto es lo bueno, la utilidad de esta herramienta del blog que, por instantes y dentro de un anonimato buscado, permite precisamente esto, decir lo que a uno buenamente le apetezca.